18.9.11

Aunque me quede sin tu cuerpo y sin el cigarro de después IV

Me encendí otro cigarrillo mientras bajaba aquellas escaleras que se hicieron las más eternas de mi vida. Salí a la calle. Allí estaban esos ojos verdes sobre aquella Harley matando su vicio con un Ducados Rubio.



- Veo que sigues fumando - me dijo.
~ Si. Cada uno tiene sus vicios.

Me alargó el brazo y me dio uno de los cascos. Me lo puse y subí. Él arrancó. Estuvimos dando caladas en horas desordenadas. Nos perdimos en callejones sin salida que te llevan a ninguna parte. Nos empapamos el uno del otro.

Su boca no me dirigió ninguna palabra más.
Quizás no hacía falta, sus ojos no paraban de bombardearme…
Y cuando parecía que estaba todo dicho me besó.

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